viernes, 31 de octubre de 2008

EL MATE

El mate no es una bebida...
Bueno, sí... Es un líquido y entra por la boca...
Pero en este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como lo es rascarse...
El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien y te hace pensar cuando estás solo...
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "hola" y la segunda.."¿unos mates?".
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres.
Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.
Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian.
Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Frenteamplistas, Blancos y Colorados ceban mate sin preguntar.
En verano y en invierno.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos..
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes.
Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates.
La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas.
Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie...
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena... La charla, no el mate!
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma...
Es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!“...
Es el compañerismo hecho momento...
Es la sensibilidad al agua hirviendo...
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, "¿está caliente, no?"...
Es la modestia de quien ceba el mejor mate...
Es la generosidad de dar hasta el final...
Es la hospitalidad de la invitación...
Es la justicia de uno por uno...
Es la obligación de decir "gracias", al menos
una vez al día...
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse
sin mayores pretensiones que compartir...
Te sentiste incluído?...
Compartilo entonces con quienes alguna vez tomaste un mate...

AUTOR: Desconocido